¡Hoy es domingo,
día fijado para que yo escriba! ¡Sí, claro que sí! Estuve pensando toda esta
mañana, o tal vez, todos estos días libres que anduve teniendo últimamente,
pensé sobre la constante tarea que arrastra ser alguien. ¿Curioso, no? Algunos
hacemos todo tipo de vericuetos para llamarle la atención al mundo y buscar,
dentro de esas paredes finamente construidas para generar “destinos”, algún
tipo de significado interior que nos dé la esperanza de haber vivido
gozosamente.
Hace algunos días
leí un titular sobre un supuesto estudio científico que aseguraba que (sic) “…
una vida de significado vale más que una vida de felicidad”. Pienso que pueden
tener muchísima razón. Para empezar, no creo que la felicidad sea algo a lo que
la humanidad deba aspirar, ¡ojo no me tomen por pesimista y déjenme brindarle
las razones correspondientes! Creo que la felicidad tiene lo vulgar que
arrastra todo aquello que es efímero, mientras que el significado se interpone
ante cualquier emoción. ¿En definitiva, qué somos más que bípedos con la tarea
de razonar sobre qué queremos en la vida?
Fue una semana
complicada. Exceso de sustancias varias y una búsqueda personal sobre el valor
de las cosas y la vida. Un poco de lo típico pero con todo lo demás que uno
arrastra. Me da mucha gracia ver cómo todo aquello que no fue resuelto antes,
vuelve hoy a ocuparme la cabeza. ¿O tal vez fue ayer? Bueno no importa tanto
tampoco. Pero sí es cierto que nos movemos de forma esférica y siempre con la
vista en un objetivo fijo. ¡La vida es movimiento, dijo Aristóteles! Por lo
que, siguiendo su esquema típicamente deductivo, la quietud es felicidad.
Fui a ver a un
pseudo psicólogo esta semana. Alguien que por cierto, me ayudó
muchísimo en un día de muchísima intensidad. Me dijo que tenía la tara de buscar la felicidad en la
perfección y con el aval de otras personas. A lo que disgustado respondí que la
perfección era algo que peresguía obsesivamente. Me insistió en esto de escuchar a mi corazón, que siempre fue muy intuitivo y
a su vez, me sugirió que cuando las cosas se pongan muy feas, buscara calmarme
con algo que me distraiga y no tanto con ello con lo que constantemente me
entretengo, a saber : la música, los vicios, pensar sobre cosas inútiles, etc.
Me habló con un
tremendo carisma y después de su sesión, de la que podría dar detalles durante varias
horas, alguien me llamó por teléfono. Alguien que, aquí en Chile, ya se ha
ganado el título de amigo, pese a que es mucho mayor que yo. Me hablo fríamente, como lo haría alguien que sólo busca hablar con el corazón. Me dijo,
Amadeus, quien te ama de verdad te sigue hasta el fin del mundo y aquel que no,
pues bueno, será que sólo tiene que ser un lindo recuerdo.
Fue un golpe
duro, sobre todo, porque dicho comentario fue acompañado de un pésimo clima de
frío polar y una muy mala ubicación tiempo-espacial. Sin embargo, ¿qué se puede
decir? Me acuerdo sobre los principios éticos del yoga y como soltar es parte del principio de la No
Violencia.
Yo vivo de la
Fantasía, pese a que Schopenhauer insiste en que una pésima idea dado que lo
que pueda resultar de cada una de nuestras fantasías, no es ni remotamente
cerca de lo que son los hechos reales. Por ello,
decidí dejar de fantasear un poco sobre algunas cosas: El Amor Perfecto, las
Amistades Perfectas, ser una Estrella de Rock n Roll. No obstante, en cambio, me propuse la más
viva acción. Ser parte de algo y moverme en pos de todo aquello que bsuco. Siguiendo el razonamiento lógico aristotélico.
Fue muy frustrante
ver como el pasado trata de llamar la atención utilizando medios tan mezquinos.
No es la primera vez, igual. Hoy
entiendo que la distancia es un elemento difícil de controlar por más
tecnología que haya. Lo que más me molesta, sin embargo, es el egoísmo del que
fui, somos y seremos parte. En definitiva, cada uno tiene su propia esfera y un
poco de sus propias metas. Yo tengo una guitarra. Tengo algún que otro amigo
que por suerte, me quiere muchísimo y tengo el don de convertir a la gente y
ponerla en mi favor.
¡La actitud no
está en quedarse quieto, sino en moverse! La felicidad no está en alguien, está
en algo. La vida no se pasa sentado, sino corriendo. Las ideas no son más que
maquetas de lo que es acto. Yo, no soy nada más que alguien que escribe un
domingo a la tarde porque considera que escribir de tarde es un buen ejercicio.
¡Salud por lo
efímero del momento y lo divertido e intrigante del presente!
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