viernes, 16 de agosto de 2013

Consideraciones del Rock n Roll, Capítulo II.





Llegó el momento de abrirme entero y, ¿quién mejor que Jackie Greene para seguir sobre éste fascinante mundo que es el Rock? Hace algunos días me recibí de libertino y rápidamente, un tremendo peso dejó de azotarme. Aquí no voy a descargar culpas, porque lo que tengo para decir es poéticamente inspirado y sutilmente inducido. ¡Hablamos del Rock n Roll, señoras y señores! Ármense de valor.

“sometimes we drink whisky, sometimes we drink wine but as long as we’re drinking we are doin’ just fine!”

¡Qué curioso cómo el rock aquí se expresa en el vértice preciso de la liberación y con qué atino!  Hoy leía un poco de El Banquete de Platón, nombre que en realidad, no es del todo acertado. El comentarista y traductor de mi versión del Banquete sostiene que el nombre apropiado y griego para éste diálogo es Symposyo. Esto se debe a que lo que se cuenta es lo que ocurre después de la cena, continuando con lo que, en aquel entonces, era costumbre hacer en una celebración.

El Symposyo consistía, específicamente, al momento donde se empezaba a beber vino. Primero se hacían las libaciones correspondientes a Zeus, Apolo y calculo yo, Baco y luego se decidía cuánto se bebería y sobre qué tópico se discutiría.

Ahora bien, la bebida en la civilización griega, está constantemente presente. A su vez, ellos como sociedad son los autores de funciones tan elementales y humanas como puede ser el motivo del brindis; que se inspiró en la desconfianza pero se afianzó en la amistad.  Tal vez, no sea preciso recordar aquí pero uno de los dioses más importante fue Baco que era, ni más ni menos, el dios del vino. El que traía a las musas, estimo yo.

Con esto, no quiero más que adelantarme a mi conclusión, por demás, sabida sobre la relación que arrastra el Rock n Roll con la bebida. Sin intenciones de hacer una apología sobre el alcohol, creo que la práctica se puede extender hacia las infusiones y bebidas en general. Y me recuerda, un poco más, a las filosofías antiguas de origen asiático que tan desarrollado tienen el tema del té. Lo que sí es deducible  es que la bebida cuando se hace en compañía puede ser un excelente momento de cambios, emociones y velocidad.

Hay gente que disfruta de Tom Waits tomando vino. Yo soy uno de ellos. Y a la vez, qué culpable me siento al admitir que también puedo disfrutar con tal elemental placer, tomar Jack Daniels con los Rolling Stones o Cerveza con el tango. Siempre existirá una versión romántica del desamor y el rock, del rock y el trago. Del trago y la Reflexión. De la reflexión y la Compañía. De la compañía a la soledad.

Vivimos en un mundo de opuestos, en donde lo más básico se registra en arquetipos, con eso, inventamos funciones de excelencia y somos críticos con aquel a quién demandamos nada más ni nada menos que la perfección. Sin embargo, en la música, esa paradoja arquetípica se derrumba y lo que queda es la expresión misma de la libertad. Por suerte, la música, necesita de la compañía porque estaría engañando a mí y a ustedes, si no les dijera que cada instrumento tiene alma y que por lo tanto, a la hora de tocar están presentes el espíritu de quien ejecuta y el alma de lo ejecutado.

Celebremos pues, en esta oda dionisíaca y festejemos entonces que, a veces,  lo intrascendente trae consigo la trascendencia de no ser nada más que puro presente.

¡Salud!


Amadeus,   

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