¿Y por qué no
habré de escribir hoy? Si total, el tango suena en la esquina de mi cuarto.
¿Por qué no habré de escribir hoy? Si el tango, es hoy, puño y letra del
alcohol que tomé, durante toda mi noche. Yo estoy acá, vos estás allá. Buenos
Aires, ¿Acaso te acordás de mí? Yo sí me acuerdo de vos, como el violín de
Edmundo Rivero y en ése Alguien que le dice al Tango, y yo… acordándome. Yo,
mejor dicho, recordándote.
¿Te acordás de
mí, ciudad de Buenos Aires? Porque yo sí.
Buenos Aires, tan
sola, tan mía, tan tuya. ¿Buenos Aires? ¿Qué tienen de buenos? ¿Te acordás de
mí? Ciudad gris, que acá, en el desierto, ya no hay días nublados como los
tuyos. Esos días de otoño en donde lo gris era tan denso que ni con aires de
miel, podías endulzarte. ¿Buenos Aires? ¿Te acordás de mí? Porque yo sí.
¡Qué amarga
desventura, mi cafetín, mi Buenos Aires! ¡Qué amargo los años, que hoy nos
tienen lejos! Yo me acuerdo, cuando todavía eras limpia, cuando todavía eras
joven. Cuando tu gente, estaba orgullosa de ser porteña. Yo te veía, te sentía.
Iba a tus costas, sólo para poder respirarte. Tomar un café en tu centro, era
para mí, todo lo que podía pedir. El tango, era sólo una excusa para amarte,
tan sinceramente como lo hago.
Y , sin embargo,
mi buenos aires. Mi… buenos… aires… ¿Qué es de nosotros dos? ¿Acaso, hoy, te
acordás de mí? ¿Me olvidaste? ¿Ya no me tenés ahí, en tu memoria? ¡Si su amor
fue flor de un día, por qué causa es siempre mía, ésta cruel preocupación!
¡Nostalgias….! ¡Sí, nostalgias! Mi Buenos Aires…
Gardel llora al evocarte.
Yo sufro al recordarte. ¿Y qué importa ya? Si mi whisky está en el borde de la
copa y pronto, pronto, muy pronto, va a
estar vacía. Como el alcohol que me acalora. Como el recuerdo, de una morocha
con rulos, de una rubia con pelo llano, de una morocha con tatuajes, de una
extranjera en suelo extranjero. ¿Qué me importa Buenos Aires? Si hoy no somos
nada, ¿o me vas a decir que sí?
Buenos Aires,
podría componerte los mil y un versos, hacer de tus esquinas, una rima, hacer
de tu cielo, una poesía, hacer de tus calles, mi credo. ¿Y qué importa todo
eso? Si ya no te acordás de mí. Lloro, caen mis lágrimas. No, que no es de
borracho. Caen mis lágrimas, con ése bandoneón de Julio Sosa que nos habla, nos
dice… tantas cosas. ¿Amor? ¿Qué es el Amor? Hablame, Buenos Aires, decime
alguna cosa, por Dios te lo pido que acá yo me estoy muriendo.
Hará un año que
hice éste blog, y todos mis comentarios, hablan de lo mismo, hablan de vos. Mi
tierna Buenos Aires. Tengo un tanguero tatuado en la espalda, la gente me dice:
¿Por qué tenés a un ahorcado en tu espalda? Te ven, reposado frente al farol y
piensan lo peor. Piensan que estás muerta, mi Buenos Aires. Mi ciudad… y yo que
te extraño y te digo: no estás muerta.
¿Estoy borracho?
Mejor dicho, estoy borracho. Dice Julio Sosa: ¡Yo me hice en tangos! Y se me da
por pensar que yo me hice en tangos, porque el tango es macho. Porque el tango
es fuerte. Tiene olor a mina, tiene gusto a muerte. Te amo, tango de mi alma.
Te amo, tango de mi vida. Te amo, ciudad de Buenos Aires. Te quiero. Te llevo
tan adentro que a veces me pregunto: ¿Qué hice yo para merecer todo esto? ¿Por qué?
Yo viviría en
cada uno de tus rinconcitos, sin tener que pedir permiso. Sin tener que pedirle
prestado nada a nadie. Pero vos, ofuscada, oscura, inútil, inerte, no me das
bolilla. Yo viviría al son del bandoneón, si tan sólo me dejaras, hacerte el
amor con el tango. Hacer del amor, un tango, quizás sea lo más atinado.
Buenos Aires, me
acuerdo de vos y se me caen las lágrimas. ¿Extranjero en mi propia ciudad? A mí
no me vengan a hablar de nada de eso. Yo te vi un día, tan gloriosa, tan
iluminada, tan mujer que dabas envidia, tan erótica que excitabas las almas de
otros países. Yo te vi. Tango de mi buenos aires querido…
Mi buenos Aires….
Buenos Aires vive en vos, hermano, y vos en ella! Brindo sin whisky por la distancia que nos hace porteños como nunca antes lo habíamos sido!!! Borracho sos desde que tenías 10 años...y poeta y rockero también!
ResponderEliminarMunus