jueves, 19 de julio de 2012

Ah, te vi entre las luces.


Ah, te vi entre las luces



Hoy me siento a escribir, para contar un poco por dónde viene la mano ya que son muchos los comentarios, pocas las ganas y demasiadas las horas. ¿Podríamos ir un poco más al grano? Me acuerdo cuando escribir era cuestión de hacer que las letreas se pelearan una contra las otras. Hoy, todo cobra un nuevo sentido. Un nuevo y perfecto sentido. ¿Vos me seguís leyendo? Creéme, estoy seguro que sí.

Sin embargo, acá estoy. Ayer quebré las reglas del juego. Si, ese patético control mental que intenta meterme de adentro ya no lo soporté más. Y al verde me fui para caminar sin cesar en Cophenagen. Sí, y mientras todos me creían fácil, yo me hice el difícil y en la más completa de las soledades, te fui a recorrer. Hoy, es la luz de mi vela y no de tu foquito de luz, luz tan artificial y desinteresada que a veces me alumbra cuando leo. Pero no, hoy es mi vela. Y escribo a la luz de mi vela. ¡Hoy quebré todas las reglas! Hoy no te tengo miedo, sistema maldito, devorador de sueños. Meticuloso, harapiento, harto molesto, siempre en búsqueda de la consumación del producto. ¡Si, sabés muy bien de lo que hablo! Asco me das.

Hoy ya no te tengo miedo. Y escribo esto a modo de triunfo porque mi alma está feliz y contenta. Mi guitarra está apoyada en mi cama y yo, estoy un paso más cerca de la libertad. Mis dedos se  mueven de contentos a la hora de escribir esto, casi como si estuviera tocando el piano... si el piano con la música de la libertad. La música de la expresión libre y para nada sintética. ¡Ya no me asustas más! No. Hoy entendí cómo es que funciona todo... si.

Música, Musas, vengan, vengan, reúnanse todas juntas, acá, en frente mío que tengo algo que deciros: si, a todas las llamo en Honor al dios Baco que bien espera su vuelta a este insípido mundo. ¡Todas, todas, vengan, juntas! Riendo las veo, dando vueltas y vueltas... es tan emocionante que me hacen llorar. ¡Ay... son tan perfectas! Ahí están, siempre estuvieron ahí, en la sombra que proyecta la luz de mi vela ... No escondidas en la fanática luz artificial, esa inmunda que a veces me alumbra cuando leo. ¡Ahí las veo!

Ya no te tengo miedo, sistema mediocre, lleno de falsas ilusiones que esconden días y horas, que encierran sueños y metas, que aparta familias, que esconde personalidades que encierra a los amigos y deja libre al enemigo. No, no ya no te tengo miedo. ¿Acaso creías que iba a dejar consumirme adentro tuyo como un cigarrillo mal apagado al costado del cenicero de vidrio que entre las cenizas se consume y se consume hasta llegar al falso filtro de plástico? No, no. No llegaste a acabarme. ¡Ya te entendí, sistema absurdo y ahora no podés encerrarme! Ah, no. Claro que no.

Me voy a la tierra de la Libertad, bien adentro de mi alma... bien, bien adentro, en donde alumbra mi corazón, en donde la música se junta con las Musas que juntas vienen bailando... ahí están, las veo ahora mismo, con la sombra que proyecta la luz de mi vela. Si, todas están ahí, esperándome. En la sombra que proyecta la luz de mi vela, no bajo la falsa luz del foquito de la lámpara al costado de mi cama prestada, noooooooo, claro que no. ¡Ahí-las-veo-a-las-Musas! Todas juntas.

Harapientas quedaron mis esperanzas, harapientas claro... pero libres de ataduras. Hoy están libres, completamente. Porque a la sombra que proyecta la luz de mi vela, brillan aunque sea un poquito, pero brillan. Y ya no tengo miedo. No.

A la tierra de la libertad, ahí voy.

Amadeus,

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