Me puse Libertango para festejar.
¡Después de meses de búsqueda insaciable, pude por fin, solucionar el
inconveniente del idioma! Por lo cual, en lo que sigue ahora, voy a poder
publicar con más continuidad. ¡Les cuento que venía bastante amargado con el tema!
Pero como dice uno de los Evangelios, "El que busca encuentra..." Y
después de buscar por unos cuantos meses, encontré la opción. No saben lo liberado que me siento.
Hoy me levanté muy temprano por la mañana. Llamamos a un grupo de limpieza
para que viniese y acomodase todo el departamento. El que tenemos aquí en Dubái.
Es tan grande que lleva tiempo limpiarlo y la verdad que no sé si es por el
tema de los viajes, el calor o alguna otra cosa, pero tengo un cansancio como
nunca tuve. Se me hace más difícil levantarme temprano. Y eso que voy al
gimnasio casi todos los días. Pero aún así, todavía no puedo con esta nueva
vida de horas que se pierden, horas que se ganan, días que se tiran y días que
se guardan.
Una vez más, perdido en la deriva del porvenir y el derecho fortuito del
trabajo. Leo artículos sobre la actualidad en occidente y me da un poco de pena
ver todos los países que andan perdidos. Los jóvenes que andamos haciendo nada
de lo que queremos hacer y, sin embargo, salimos a hacernos la América en otros continentes. ¿A dónde iremos
a parar? Da un poco de miedo esta vorágine de inseguridad.
Aunque, por otro lado, mis ideas se están aclarando. Si bien siempre estuve
un poco disperso a la hora de elegir qué es lo que quiero para mi futuro, hoy
puedo asegurar que estoy un poco más convencido de lo que no quiero para mi
futuro. ¡Y eso es muy bueno! Empecé afirmando el contrario. De esa manera, lo
que queda es simplemente la búsqueda pero desde
lo que quiero...
El otro día una persona me dijo: "me gusta... tenés muchísimas ideas
de lo que querés hacer en tu futuro". Tuve que lidiar con ése problema
toda mi vida. La búsqueda constante. El moverme de un lado a otro por mi
falta de sedentarismo. Tuve que moverme por diferentes regiones, buscando
siempre buscando. Y aún hoy, sé que me esperan muchas mudanzas más. Pero ya no
me asusta esto de mí como lo hacía antes. Aprendí a entender que esta es mi
forma de ser. No me conformo, lamentablemente. Y si hay algo que tengo de
bueno, es mi fuerza de voluntad. Seguir buscando es pues, mi naturaleza.
Tengo ahora, entonces, un abanico de opciones en las que se abarajan todas
las posibilidades que me gustaría poder hacer. Reconozco que soy un impaciente
y sé que eso es lo más peligroso. Reconozco que soy atolondrado con mis ideas.
Pero nada pasa en vano.
En estos últimos años estuve aprendiendo a controlarme. Y todavía hoy sigo
en proceso de costumbre. Aprendí a tolerar las cosas que más detestaba hacer en
la vida. Y todavía hoy, sigo acostumbrándome. Enfrenté a mis miedos. Enfrenté
mis problemas. Enfrenté mi soledad a la hora de tomar una decisión. Enfrenté el
irme de un lado al otro en menos de una semana porque la situación no daba para
más. Aprendí a dejar todo y no mirar atrás. Aprendí a amar lo que tengo
mientras lo tengo. Aprendí a sonreír. A pensar más en frío. Y si bien son años
los que necesito para mejorar estas prácticas sé, casi con certeza, que aprendí
lo que necesitaba para controlar mi personalidad. Y hoy, con la frente en alta,
brindo por eso.
Mi naturaleza de Tango hace que las cosas me duelan en lo más hondo, que
querer sea lo más importante en mi vida. Que cuando odie, odie con todos mis
órganos. Me hacen palidecer cuando veo cosas que no me gustan. Me hacen ser
bien macho a la hora de aguantar lo que me es insoportable. Tuve que hacerlo.
Quizás porque yo mismo me encontraba insoportable, entonces fue la herramienta
más práctica de la auto tolerancia.
Hoy me encuentro deslumbrado por las palabras. Son todas las que vienen.
Escribir se me hace como tocar el piano. Y mientras aprieto las teclas y suena
Piazzolla, no puedo dejar de pensar que es hora de que escribir sea algo más
para todos que para mí solo. Enfrentar mis miedos. Ese era el tópico. Enfrentar
a las palabras, a todas. A todas las que me acosaron por tanto tiempo. El miedo
al fracaso más todos mis otros miedos.
¿En dónde es que nos encerramos cuando todo se pone gris? Yo ya no me
quiero encerrar más en mi cuarto. ¿Por qué habría de hacerlo? Vivimos en un
mundo de Egos. Esa es mi frase que quiero dejar en la posteridad. Es un mundo
de Egos en donde todos convivimos luchando, los uno contra los otros. Las
personalidades enfrentándose una tras otra por subsistir. ¿Y eso de que éramos
Animados? ¿No habla de eso Platón en el Fedón? ¿Y las almas que rememoran al
ver el Bien en su esplendor y sienten ese Amor Universal, único y verdadero
vínculo del hombre? Perdonenme que cierre con esto. Quizás me haya ido de tema.
La realidad es que tenía para esta entrada, otro tema que quería discutir y empecé
con todo lo otro.
El tango se baila de a dos. Las palabras pasan y pasan y se esconden y se
pierden y se olvidan. ¿Qué son las palabras? ¿Qué es el Tango? Yo no quiero
ninguna excusa a la hora de vivir. No quiero privarme de nada. ¿Egos? No, no...
yo quiero estar por lejos de eso.
Ya lo dijeron los Beatles,
All you need is
Love.
Amadeus,
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